¿Confías mucho en un proyecto pero sientes que necesitas opiniones de terceros para saber si es o no viable? Eso es completamente normal, y hacerlo forma parte de la experiencia de la planificación de un emprendimiento. Ante eso, lo más aconsejable es realizar pruebas piloto que pongan en funcionamiento o en venta el producto o servicio que quieras emprender, y así, tener muchas más certezas en el momento del lanzamiento después de haber corregido diferentes elementos que salieron a la luz.
Ejemplos de pruebas piloto
Las pruebas piloto no tienen por qué ser algo complicado. Simplemente, en el caso de un servicio, puede lanzarse en versión beta, e incluso en versión «beta cerrada», a la que sólo se podrá acceder mediante invitación. Aquí, por ejemplo, puedes invitar a tus amigos y conocidos para probar la plataforma y detectar fallas.
En cambio, si lo que se hará es vender un producto, lo aconsejable es comenzar a prepararlo y venderlo en pequeñas proporciones. Puedes empezar a hacer ventas con personas conocidas, y que ellas te comenten sobre la calidad y los aspectos a mejorar del producto. Una vez vayas aplicando todas estas correcciones, la calidad de tu producto irá mejorando, y gradualmente, podrás ir ampliando en capacidad y ventas.
Estudiar los resultados
Cuando se empiecen a detectar fallas no hay que estresarse. De hecho, las pruebas piloto son precisamente para poder ver con claridad fallas que previamente, durante el planteamiento del proyecto, hubiera sido completamente imposible percibir. Ante eso, lo que hay que hacer es ponerse a actuar: determinar cuáles son las razones de las fallas, los elementos a corregir, y trazar un plan para subsanarlos.